¿Cómo manejar náuseas durante la transición con Lamaze?
La fase de transición, ese intenso momento previo al pujo, suele acompañarse de náuseas o vómitos en muchas gestantes. Como experta en crianza, comprendo lo abrumador que puede resultar. La técnica Lamaze, más allá de su enfoque respiratorio, ofrece herramientas valiosas para gestionar estas molestias. Recordemos que cada parto es único, y estas sugerencias buscan empoderarte con estrategias comprobadas.
Posibles causas
- Cambios hormonales bruscos: La liberación de prostaglandinas y adrenalina durante la dilatación completa puede afectar el sistema digestivo.
- Presión física: El descenso de la cabeza del bebé sobre el estómago y el diafragma frecuentemente genera reflujo.
- Hiperventilación involuntaria: Una respiración acelerada durante contracciones fuertes puede alterar el equilibrio gástrico.
Técnicas Lamaze para alivio
- Respiración "soplido de vela": Inspira lentamente por la nariz (4 segundos) y exhala por la boca frunciendo labios (6 segundos), enfocándote en la frescura del aire al entrar.
- Posiciones de confort: Prueba posturas verticales como cuclillas apoyada en tu pareja o posición de manos-rodillas para reducir presión abdominal.
- Enfriamiento focalizado: Coloca un paño húmedo y fresco en la nuca mientras practicas respiraciones rítmicas.
- Distracción sensorial: Usa aromas suaves como menta en un pañuelo o masajea tus sienes con movimientos circulares durante las contracciones.
¿Cuándo buscar atención médica?
- ⚠️ Si el vómito contiene sangre o tiene aspecto de "posos de café"
- ⚠️ Náuseas persistentes por más de 4 horas sin alivio con las técnicas
- ⚠️ Signos de deshidratación: boca seca, mareos intensos o disminución notable de orina
Palabras finales
Queridos futuros padres, aunque la transición puede ser desafiante, recuerden que es la antesala del maravilloso encuentro con su bebé. Cada respiración consciente los acerca a ese instante. Confíen en su cuerpo y en el apoyo de su equipo médico. ¡Ustedes son más fuertes de lo que imaginan!
Este artículo contiene información general según recomendaciones de la OMS y la AAP (2020-2023). La información aquí presentada no sustituye el diagnóstico o tratamiento médico profesional. Si su hijo presenta síntomas graves o persistentes, consulte inmediatamente a un especialista de salud.